Es un trastorno de la capacidad de identificación. El paciente ve
la cara de su cónyuge, por ejemplo, y está seguro de que se trata de un
impostor. Parece que se debe a alguna desconexión entre el mecanismo
físico del reconocimiento visual y la memoria afectiva. El sujeto ve
un rostro conocido, pero no experimente las reacciones afectivas
correspondientes a la visión de un ser querido, por lo que interpreta
que es un impostor. A veces se asocia con trastornos bipolares de la
personalidad o con una apatía social selectiva.





